Tegucigalpa, Honduras 28 de noviembre de 2017.- Se llenan de lágrimas los ojos al ver las fotografías y los vídeos que la CNN ha hecho público en relación a la esclavitud al que están siendo sometidos miles de africanos que se atascan en Libia, camino del sueño Europeo. Es un drama sin nombre en el que están involucrados muchos actores.
Las imágenes muestran como grupos criminales comercian con los Africanos. Aparecen también fotos de personas siendo golpeadas, con rostros sangrientos, en el umbral de la muerte por causa de los porrazos. La situación es crítica e inhumana, mientras eso ocurre, la respuesta de los países es con indiferencia, no se ha conocido ningún mecanismo de intervención para dar y rescatar a  las víctimas.
De las causas que originan esta desgracia humana, no está exenta Europa, al contrario está más ligada de lo que preliminarmente parece. Desde hace varios años, con ánimos de retener la entrada de Africanos a su continente, los Europeos han venido implementando medidas cada vez más terroríficas, incluso hundiendo barcos en el Mediterráneo, dificultando la acción de las organizaciones de derechos humanos y otras medidas elegantes como proporcionar recursos económicos a Libia para contener esos flujos.
Queda en el debate si la difusión de estas imágenes responde a un criterio periodístico o,  a una estrategia propagandística de Europa a la que CNN gustosamente se sirve. La reputación de CNN da para mucho. La cosa es detener, como sea la entrada de africanos.
Entre tanto varias organizaciones pro-inmigrantes que rescatan personas en su cruce marino han resaltado la dificultad que tienen en la legalización de sus barcos, los gobiernos les ponen trabas aún sabiendo la loable labor a la que se dedican. Ahí queda explícitamente entendido que el plan europeo para  los inmigrantes irregulares es la muerte.
Esas mismas organizaciones han revelado que el dinero Europeo en Libia sirve para financiar organizaciones que se encargan de causar daño a los Africanos con propósito de contenerlos y enviar un mensaje al resto de sus compatriotas que buscan salir de sus países.
En adición a lo anterior, tras la muerte de su líder Muhamar Gadafi, las condiciones de Libia registran un deterioro ascendente, eso favorece a la hostilidad contra los subsaharianos pues son presa fácil para sacarles dinero, y en ausencia de dicho dinero ser sometidos a los tratos más crueles. Si no se atiende esta situación, se visualiza que próximamente puede ser peor ya que la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) señala que en el mundo hay 66 millones de personas haciendo planes para emigrar.
La Organización The Migrants Files ha registrado desde 2014 la muerte de más de 17.000 personas durante su travesía, en su mayoría mientras trataban de llegar a Europa.
Este panorama anticipa que Europa está perdiendo la cabeza, quieren cortar de tajo el problema, aunque para eso llenen de sangre sus manos. En Europa están renaciendo los Calígula y los destripadores, en las calles, en los parlamentos y en las casas de gobierno.
El sueño nuestro es un mundo sin fronteras, donde de verdad los seres humanos tengan derecho a la libertad. La tierra es nuestro hogar y podemos movernos en ella. Es necesario un nuevo esquema, ojalá que la Organización de las Naciones Unidas lo pueda lograr en seguimiento a su declaración de septiembre pasado.
El activista africano Tcherno Amadou Boulama ha dicho que la lucha contra la migración irregular es también una guerra contra los pobres, esta sentencia viene como anillo al dedo en un mundo cada vez sin razón, lleno de desigualdad y en donde lo más preciado del ser humano ahora se fundamenta en su libreta de banco o su tarjeta de crédito. Para esas no hay restricción.

 
Kenny Castillo Fernández
Periodista
Investigador de la Migración Garífuna
Maestrante de Ciencias Sociales, Urbanismo y Migraciones Internacionales/FLACSO-HONDURAS

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