Bajo fuego. En el 2019 hubo 20 crímenes contra garífunas en Honduras. Hay un aumento en la violencia criminal contra este pueblo.
Tegucigalpa Honduras 26 de julio de 2020.- Bajo fuego no es el nombre de una película, es la situación real de la comunidad garífuna que en los últimos años es objeto de una violencia criminal. Una rápida revisión lo muestra y por ello crece la preocupación, la angustia y el temor.
Un recuento de www.kennycastillo.com/WADANI muestra que el 2019 fue un año peligroso para el pueblo garífuna. Se registraron 20 crímenes. Fuera de este conteo habría que sacar a la luz una serie de hechos de violencia que también contribuyen a la intranquilidad y al pavor.
En adición a lo anterior, es de esperar que hubo más víctimas, en virtud de que esta investigación no sigue los rigores, solamente fue una sistematización en base a publicaciones de prensa y redes sociales.
En el análisis está solo el 2019. Un reporte de vídeo muestra lo que pasó. En el 2020, por otro lado, van ya 9 crímenes.
Crímenes garífunas en 2020
9.- Geovany Santos Ávila, Bajamar 11 de julio de 2020
8.- Antonio Bernárdez, Punta Piedra 20 de junio de 2020
7.- Eduard David Gutiérrez] La Ceiba 27 de mayo de 2020
6.- Edwin Fernández] Río Tinto, Tela, Atlántida 20 de mayo de 2020
5.- Donis (apellido desconocido) ] Masca, Omoa, Cortes 16 de mayo 2020
4.- Edwin Noel Flores Sacaza] La Ensenada, La Ceiba 1 de mayo de 2020
3.- Garífuna Desconocida] Las Colinas, La Ceiba 29 de abril de 2020*
2.- Dennis Guerrero López] Masca Omoa 24 de febrero de 2020
1.- Oney Enrique Ávila Travesía, Puerto Cortés 2 de febrero de 2020
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Garífuna, no tiene armas
No hay duda que esta fenomenología tiene muchas aristas, sin embargo, hay una que se puede precisar como el inicio de todo. Fue el rompimiento de la paz en las comunidades garífunas y no es otro que el gobierno de Rafael Callejas (1990-1994). Ahí comienza una voracidad criminal contra los territorios garífunas que desembocan en una vorágine de violencia que no ha parado, al contrario.
El ingreso de Callejas al poder, trajo consigo el total reposicionamiento de la empresa privada y uno de sus primeros objetivos eran las playas y demás recursos naturales de los garífunas y en ese reposicionamiento, dejaron muchos cadáveres, amenazas e intimidaciones.
Interesante artículo de la BBC Mundo sobre el pueblo garífuna
A la par de ello, se instauraron una serie de operaciones ilegales que afectaron a la comunidad. Debe verse también el aspecto del turismo que trajo una serie de derivados, no siempre positivos, para la comunidad.

Desde la alta conducción del Estado, se miró al turismo como la gran panacea y solución a los problemas económicos de Honduras, pero no fue así, mucho menos para los garífunas.
Y la reforma del 107
Lo que debe quedar claro, es la frontera invisible entre los 80 y los 90. Del 80 para atrás, las comunidades garífunas vivieron en paz, todo era una belleza. Del 90 para acá, es el tiempo de la conflictividad social por las decisiones gubernamentales que fueron altamente destructivas para la comunidad garífuna.
Un elemento trascendente es que, debido a la paz y tranquilidad de las comunidades garífunas, mestizos delincuentes huían para estas comunidades. Las usaban como refugio conscientes que ahí, no los encontraban. Hay indicios que siguen llegando delincuentes a las comunidades, pero ahora también usan sus armas contra el pueblo que los acoge, lo que no pasaba en los 80.
Un buen punto final para esta nota, bajo fuego, es la reforma del Artículo 107 en 1998 bajo la conducción del entonces presidente Rafael Pineda Ponce y presidente de la república Carlos Flores. Esta reforma abrió el camino para la compra de tierras costeras para proyectos turísticos, esto trajo terribles consecuencias.
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