
Se cumplen hoy cuatro años de la desaparición física. Revisamos aquí parte del perfil de un hombre histórico que las ganó todas.
Tegucigalpa, Honduras 11 de abril de 2020.– La muerte de Celeo Álvarez Casildo se dio a conocer por todos los medios informáticos de Honduras. Muchos periodistas llegaron al Instituto Hondureño de Seguridad en el capitalino Barrio La Granja donde expiró. No siendo suficiente, parte de su velatorio fue transmitido por la televisora HCH. Celeo Álvarez Casildo tuvo trato que merecía, una persona singular e histórica.
Luego, en La Ceiba rumbo a su última morada tuvo un cortejo fúnebre inolvidable; varios de sus pupilos cargaron su féretro por varias cuadras. Sonoros tambores reafirmaba el agradecimiento por lo que en vida y muchas, muchas personas con las caras largas de la tristeza. Vinieron personas de todos lados que aguantaron el inclemente sol en una de las despedidas que el pueblo ceibeño recordará por siempre.
Genio y figura
En su vida Celeo Álvarez Casildo nunca dejó indiferente a nadie. Siempre tocó corazones. Pasados cuatro años, sus amigos aún lo lloran. Muchos lo ven caminar y aseguran sentir su presencia. Otros le dedican gotas de cerveza y lo citan en cada discurso. También se sigue recitando el famoso “Si Celeo estuviera vivo”. En su muro de Facebook, aún le celebran sus cumpleaños
Celeo Álvarez Casildo, es sin duda, uno de los garífunas más destacados de la historia. Desafortunadamente la muerte lo sorprendió el 11 de abril de 2016. Cuando quería dar mucho más a su pueblo. La muerte de Celeo Álvarez dejó honda tristeza en Honduras, pero no solamente aquí, él había tomado el camino de unir a los afrodescendientes de América Latina y para eso viajó desde México hasta Argentina. En todos lados se sintió su partida.
Sociólogo Pablo Carías sobre Céleo Álvarez Casildo
Álvarez Casildo es de esos parientes por los cuales uno saca pecho. Nació en la comunidad garífuna de Plaplaya en el departamento de Gracias a Dios, desde temprano dio muestras de su inteligencia y liderazgo, siendo todavía un niño se trasladó a vivir a Ciudad Puerto de La Ceiba.
La Ceiba y ODECO
Cuando llegó a La Ceiba, lustró zapatos. En aquella época era la forma más simple de ganarse unas monedas. Pero sería en La Ceiba donde también cumpliría su máxima obra: la Organización de Desarrollo Étnico Comunitaria, ODECO, plataforma desde la que consolidó un fuerte liderazgo basado en la lucha por los derechos humanos de los pueblos desposeídos, especialmente de los garífunas.
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Sumado a una serie de leyes, como el propio Mes de la Herencia Africana, de haber apoyado a muchos en sus conflictos con el Estado, su principal legado ha sido la formación de muchos jóvenes, incluyendo latinoamericanos, a través de la escuela de líderes, además, hacer que de una vez por todas el tema garífuna se introdujera en las agendas del Estado.
Céleo Álvarez Casildo con 19 años ya era un reconocido líder, participó en muchas gestas. Honduras en aquél entonces –cuando él era joven- era un país con mucha inestabilidad política, pero supo conducirse. Tuvo una brillante etapa dirigiendo al Sindicato de Trabajadores de la Medicina y Similares y por ese activismo recibió muchas amenazas a muerte.
Se fue invicto
Campeón invicto Céleo también fue un campeón invicto, se fue de este mundo habiendo librado y triunfado en grandes batallas. Desde luego, tuvo también opositores, pero aun sus rivales reconocen en él una persona inteligente cuyas huellas continúan frescas y que sirvieron de inspiración a una generación de inquietos jóvenes que luchan en favor de la comunidad.
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