Los garífunas siempre han sido pro vida, pero parece que el contexto violento en el que vivimos nos está afectando.
Tegucigalpa, Honduras 7 de enero de 2017.- Un triste inicio de año tuvo la comunidad garífuna tras darse a conocer el deceso de hombres, uno en esta capital y el siguiente, el domingo en la aldea de Bajamar, Puerto Cortés. Los fallecimientos han llenado de consternación, por la vocación pacifica de nuestra comunidad.
El sábado (6 de enero de 2018) en horas de la mañana el cadáver de Elí Badí Mejía Guity de 33 años fue encontrado en Ciudad España, una zona popular ubicada en el Valle de Amarateca a unos 25

Elí Mejía. Su familia le hizo una dedicatoria especial en Facebook

kilómetros al norte de Tegucigalpa. Según los familiares, Mejía Guity fue muerto a tiros, pero no conocen los móviles, ni ningún detalle de cómo le sobrevino al muerte.
Todavía al cierre de esta nota, el domingo en la noche, el cuerpo de Mejía Guity, originario de Río Esteban, Colón, permanecía en la morgue capitalina, esperando ser retirado el lunes y ser llevado a su comunidad de origen para su cristiana sepultura. Un famoso canal de televisión hondureño mencionó que Badí se dedicaba a la venta de pan y que parte de su vida la había hecho en los Estados Unidos.
Mientras tanto, en las redes sociales, hoy, domingo (7 de enero de 2018) se informó sobre la muerte de Amado Cloter Bernárdez de 45 años. Este hecho se produjo en Bajamar, Puerto Cortés. Según lo difundido por vecinos de la comunidad el cuerpo del infortunado hombres fue descubierto en unos matorrales lleno de arena, presuntamente también habría sido ultimado a tiros.

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En kennycastillo.com hemos sido reiterativos con un notorio aumento de la agresividad en la comunidad garífuna y hemos insistido en invitar a la población a volver a la convivencia social y la vocación de paz que nos legaron nuestros abuelos, ese es nuestro único camino para vivir en tranquilidad. Hay muchas formas de promover la paz y esa es la solución, los garífunas siempre han sido pro vida, pero parece que el contexto violento en el que vivimos nos está afectando.
Honduras sigue teniendo un alto índice de criminalidad, cada vez se respeta menos la vida y la humanidad. Pareciera que todo se arregla atentando contra la vida. Registros del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, indican que hay una reducción del crimen que ahora, según ellos, está en un 50.5 por cada 100 mil.

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