Tegucigalpa, Honduras 3 de julio de 2017.- “Claro que tenemos miedo que haya un derramamiento de sangre”. Quien habla es Medelin David, y se refiere al conflicto de tierra que tienen desde hace varios meses intranquila a la comunidad garífuna de Guadalupe, jurisdicción de Santa Fe, en el departamento de Colón.
Como se sabe esa zona, con su belleza escénica, tranquilidad y generoso clima es objeto de la ambición de algunos empresarios que quieren comprarlo todo y probablemente sacar a los pobladores, con la excusa del turismo. No obstante un grupo de locales lucha por la defensa de su territorio, este caso es clave, una gran prueba para la justicia hondureña, pero también para la comunidad.
David está del lado de la recuperación, la tierra tiene etiqueta de ancestral y ella defiende que es del pueblo. Del otro lado están los compradores, unos empresarios canadienses que compraron indebidamente el terreno. Estas dos posiciones están en pugna y ninguno parece retroceder.
Por este caso, dos personas de la comunidad, que defienden los derechos colectivos y bienes comunales –Medelin David y César Bernárdez- son los que han sido encarcelados aunque pocas horas. Mientras tanto, otros dos -Cosme Ávila y Celso Guillen- han recibido sobreseimiento provisional. Para Medelin están solicitando 10 años de cárcel, que ironía los pobladores son los demandados, por una persona que nació muy lejos, en Canadá.
«No saldrán de ahí»
En el terreno comunitario en controversia, hay presencia de pobladores, están ahí desde el día que sacaron a quienes intentan apropiarse. Aseguran que no se saldrán. Constantemente pasan patrullas policiales y hasta personas con machetes buscando sacarlos a ellos, en la comunidad hay una tensa calma.
“Actualmente estamos resistiendo, lastimosamente ellos cuentan con un recurso que es dinero y con ello manipulan todo, lo que a nosotros como comunidad nos limita”, dice Medelin en un WhatsApp.
Agrega “Todos sabemos que esas tierras están dentro del título ancestral de la comunidad garífuna de Guadalupe y se sabe que de la forma como la adquirieron fue fraudulenta, además nunca se socializó el proyecto, hubo una reunión años atrás para advertirle de los problemas que podría tener a futuro que hoy día se viven y… como consecuencia nosotros como defensores y defensoras somos los judicializados”.
Ahora bien, lo que parecía imposible que personas de la comunidad estén a favor de los empresarios, ha ocurrido. Medelin David señala que “son afines a ellos, algunos familiares de los que vendieron y un sector que trabajan con ellos directamente, pero los que estamos de corazón aún resistimos con fuerza, valor paciencia y con nuestros ancestros.
“Sí tememos que se produzca un derramamiento de sangre, nosotros no tenemos armas solamente el poder de nuestro humo, tambores y maracas (nuestra ancestralidad) y nuestro corazón, fe ya que la llamamos una lucha por amor”.
A la luz del convenio 169, el caso es muy sencillo: al estar la propiedad en territorio ancestral, es intransferible a terceros, la venta sería nula. Los compradores perderían su dinero. La comunidad mantendría su derecho a la propiedad.

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