El 14 de febrero, son muchas las personas en todo el mundo que celebran este día, conocido como el día de los enamorados, detrás de esta festividad se encuentra un sacerdote cristiano, movido a defender el amor.
La fiesta de San Valentín se remonta al siglo II en Roma, cuando el emperador Claudio II tomó la decisión de prohibir el matrimonio para los más jóvenes, para conservar a estos libres, y disponer de ellos como soldados para la defender el imperio.
Sin embargo, el sacerdote Valentín luchó contra esta orden arriesgó su vida con el fin de unir en matrimonio a las parejas que acudían a él por amor y deseo de formar una familia, por esta acción el sacerdote fue llevado ante el emperador y condenado a muerte por decapitación.
Es así como nace el día del amor y nos deja algunas reflexiones:
- Surge de un testimonio de vida que se niega a aceptar una decisión en contra de la expresión y consumación del amor, deja evidencia de su convicción por defender el amor, en contra de cualquier decisión de utilizar la persona para fortalecer los tejidos de este sistema tan inhumano y destructor.
En 1382, el poeta inglés Geoffrey Chaucer escribió ¨El parlamento de los pájaros¨ un poema que se refería al Día de San Valentín como una celebración dedicada a los enamorados, relata cómo los pájaros se juntaban para engendrar el 14 de febrero, así, fue identificado como un encuentro amoroso.
- Toda experiencia necesita de un mínimo de reflexión y fundamentación teórica para su institucionalización, con este poema se le da un toque al 14 de febrero, un espacio para el encuentro amoroso y la procreación.
Sin embargo, en la actualidad nos enfrentamos a una sociedad que día a día nos invita a través de sus acciones a re conceptualizar el amor, es preciso romper el paradigma del amor basado en lo material, fundamentado en el interés individual, el mundo urge del amor como práctica diaria de calidad humana.
- No podemos negar la existencia de este día 14 de febrero, dedicado al amor y la amistad. Para no ser parte del ¨montón¨ y ver esta fiesta como simple tradición, es importante rescatar algunos elementos positivos que motivan la construcción de relaciones transformadoras, puede que sea de amistad, de noviazgo, de pareja, de esposos, de hermanos, de madres-padres-hijos etc. Y poderlas nutrir diariamente.
- Profundizar en este día más allá de la visión romántica, detenerse en una mirada racional, preguntarse; ¿Qué he aprendido sobre el amor? ¿Cuál es mi nivel de madurez y calidad humana cuando me involucro con los demás en una relación afectiva? ¿Soy un constructor de amor, o un destructor del buen sentir de quienes me aman?, reflexionar y tomar conciencia de los altibajos que se ha tenido, capitalizar los aprendizajes adquiridos de cara a la felicidad y realización personal. Sin caer a una postura egoísta y sin perder de vista que el amor siempre es incluyente, siempre hay espacio para la realización-felicidad de todos.
- El amor es como la fe, requiere una actitud abierta al cambio cultivándose diariamente, un ser peregrino para estar siempre en camino, no instalarse nunca, ser aventurero; la capacidad de explorar-sondear todos los posibles callejones de la otra persona para conocerla y dejarse conocer, es la construcción permanente de la unidad desde la diversidad (dos personas o más) y no de la uniformidad. Es dejar ser uno, para sumar y ser dos y hasta más, y nunca aniquilar el uno para ser suplido por el otro o estar por encima del otro.
Hoy, más allá del romanticismo amoroso, hay que darles a las relaciones una visión racional, constructiva y sostenible, el amor tiene que ver con el sentido de la vida, sólo es posible experimentar el amor cuando tus relaciones interpersonales te ponen en el camino y te hacen disfrutar de la vida y experimentar la felicidad que te apunta hacia la comunión con Dios.
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Considerando, que la mayor manifestación de amor está dada para el ser comprensivo, en este sentido, los seres humanos somos la mayor apuesta de vivencia de amor. Surge la pregunta; ¿El amor es perfección? No. El amor no es perfección, sin embargo, no admite la maldad consiente, la utilización del otro en función del bienestar unilateral, el amor no reconoce como propio el actuar intencional que omite la verdad liberadora acobijándose con el engaño y la deslealtad. Amar consiste en buscar más allá de nosotros aquello que nos hace mejores y hace a los demás mejores. Ir más allá de sí mismo y en ese proceso encontrarse y fortalecerse uno mismo.
“La única forma posible para estar completos es el amor”
Hagamos de cada día un tributo a San Valentín.
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