Cada día aumenta en la Costa Norte el número de los negros, y muy pocos hondureños se han puesto a pensar en el peligro que entraña la propagación de ellos en esa región.
Tegucigalpa, Honduras 18 de junio de 2017.- El texto a continuación es una recuperación hecha de un artículo escrito por el intelectual hondureño Ramón Ernesto Cruz, difundido el 12 de octubre de 1926 por la Revista Ariel. Se trata de un discurso de odio contra los negros en Honduras y que forma parte del racismo estructural que sobrevive hasta nuestros días.
Como investigador de la migración garífuna. Lo comparto aquí a fin de que la juventud lo conozca y pueda dar testimonio de la historia Garífuna en Honduras, víctima de una discriminación racial, pero que ha sido muy creativa para salir adelante.
Lo que queda claro es el error enorme en el que estaba el conspicuo personaje maniatado por su formación eurocentrista elitista y racista, pues hoy los negros estamos en la lista positiva del país, nunca en la negativa.
Este documento fue transcrito por el Profesor Roberto Lino Figueroa el 9 de febrero de 1978 y por el Profesor Santos Ángel Batiz Mejía el 12 de noviembre de 1996. Crédito también para el Profesor Atanacio Martínez Manaiza y a la licenciada Tesla Quevedo que lo hicieron llegar hasta mis manos .
LA LEY DE MIGRACIÓN Y EL PROBLEMA DE LA RAZA NEGRA EN COSTA NORTE
Por el doctor Ramón E. Cruz. Tomado de la Revista Ariel
Vivimos la vida del caracol y tenemos la impresión de las razas inferiores.
Nos preocupa muy poco el presente y nunca pensamos en el porvenir.- Creemos que el progreso se realizará por un milagro y no ponemos nada de nuestra parte para que se efectúe.
Nuestras Leyes no son producto del medio social, no se basan en las necesidades del pueblo, ni en nuestras tendencias y caracteres, ni estado cultural.- son brotes esporádicos salidos de Congresos formados por individuos faltas de instrucción e ignorantes de las necesidad del conglomerado al cual representa.
Decimos esto, refiriéndonos de preferencia a la Ley de Inmigración vigente, la cual es preciso reformarse o derogar lo más pronto posible.
Reconocemos la importancia que tiene para el país el arribo de una sana y selecta inmigración, que venga a darnos el estimulo del trabajo y a transmitirnos una cultura superior, pero abominamos de esta inmigración que lejos de beneficiarnos es un peligro para la nación, tanto la completa degeneración que trae a nuestra raza raquítica, como por falseamiento que reporta a nuestras tendencias democráticas.
Los artículos 30 y 40 de la Ley de Inmigración, dicen “No se contratarán ni aceptarán como inmigrantes los individuos mayores de 60 años a menos que sea el padre o lamadre de una familia que venga con ellos o que se encuentren ya establecida en el país. No se aceptarán tampoco los individuos que no reúnan las condiciones de buena salud y moralidad”.
Como se ve, los artículos copiados y máxime si se toma en cuenta la escaza vigilancia que hay en los puertos de parte de las autoridades, ya sea por negligencia o por complicidad, no son una garantía suficiente, para que penetre el país gente honrada, trabajadora y de buenas costumbres.
Casi en todos los países se prohíbe la entrada de individuos de ciertas razas, principalmente la de color; pero nuestra ley no hace exclusión ni siquiera de estos últimos y tampoco hay una disposición gubernativa que reglamente si quiera el ingreso de ellos a Honduras.
Cada día aumenta en la Costa Norte el número de los negros, y muy pocos hondureños se han puesto a pensar en el peligro que entraña la propagación de ellos en esa región.
Las compañías en su concesiones tienen autorización para introducir esa clase de individuos, para dedicarlos a su trabajos, pero bajo ciertas condiciones y propia solicitud del Ministerio de Fomento, pero esos requisitos no son cumplidos y cada día vemos aparecer en aquella región como vegetación espontánea, gran número de negros introducidos de manera clandestina, generalmente con la complicidad de algunos empleados que, por patriotismo y por su propia conveniencia, debían de velar por los intereses y bienestar del país.
Los beneficios que el empleo de negros pudiera proporcionar a la agricultura y a las industrias no se compensan con los grandes daños incalculables que ocasionan.
Velemos como buenos hondureños por el bienestar nacional y procuremos que al reformar la ley de Inmigración, se prohíba la entrada de negros a Honduras, porque de lo contrario, en un futuro próximo, los hijos del país se verán desalojados de su propia casa por esa raza que enninguna parte es vista con agrado.
Ramón E. Cruz
12 de octubre de 1926
Reproducida por el Profesor Roberto Lino Figueroa, para información de la gente garífuna del país, en Sangrelaya, municipio de Iriona, Departamento de Colón, a los nueve días del mes de febrero de mil novecientos setenta y ocho.
Reproducido por el Profesor Santos Ángel Batiz Mejía, en Trujillo, Colon, a los doce días del mes de noviembre de Mil novecientos noventa y seis.
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