Fidencio Bernárdez, maestro de educación primaria repasa su trayectoria y critica que el maestro es poco valorado en Honduras. Aún siente los callos que le producían unos zapatos rotos.
Tegucigalpa, Honduras 25 de octubre 2020.- Bendito honor y privilegio de aquellas personas que siembran el saber en sus semejantes. Estos son los maestros. Uno de ellos, el profesor Fidencio Bernárdez, repasa hoy su trayectoria y critica que los docentes sean escasamente valorados en Honduras.
Fidencio Bernárdez (Ciriboya 18 de mayo de 1946), fue uno de esos niños que salieron temprano de su casa. Pocos saben que muchas familias garífunas dieron en adopción a sus hijos para que pudieran aprovechar las oportunidades de la ciudad.
Al igual que muchos otros, Bernárdez fue beneficiado por sus patrones e hizo su ciclo común en el Instituto Renovación de San Pedro Sula. En esa oportunidad fue algo especial puesto que, ese fue un premio por su honradez.
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Posteriormente, estudió en el Manuel Bonilla de La Ceiba de donde egresó, sin embargo, su situación se tornó difícil al no tener los recursos y no contar con empleo. Fidencio Bernárdez vivió penurias, le tocó andar con zapatos dañados de la plantilla, algo que le causaba dolor al caminar.
Sus zapatos rotos
A aquellos zapatos había que insertarle algo de cartón para minimizar el dolor que le producía el roce con la piel.
Por cierto, aún recuerda con nostalgia una canción de aquella época cuyo título era Zapatos rotos, al escucharla eso le generaba más dolor y más llanto.
Luchó contra todo. El profesor Fidencio Bernárdez egresó del Manuel Bonilla en 1971, del diversificado. Todo ese año no pagó colegiatura, su cuñado canceló por él, unos 150 lempiras.
Menciona Bernárdez que la educación actual es muy diferente a la de antes, «la razón es que los libros de texto de su generación encerraban una serie de características tales como el amor, el respeto, eso actualmente ya no se ve».
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Entre tanto, “El maestro del modelo tradicional si está capacitado para impartir la docencia, en cambio el maestro de la era del constructivismo no. La razón es porque la educación de ahora es más comercial y eso hace que la educación en día sea más difícil por el alto costo”
Asimismo, critica que en Honduras al profesor no se le valora , al contrario de países como Japón donde el maestro es un pilar importante.
Volvería a ser maestro
Vale destacar que el amor de Fidencio Bernárdez hacia la docencia es de herencia, puesto que muchos miembros de su familia fueron maestros antes que él. “Sí volviera a nacer, escogería de nuevo, ser maestro”.
A la pregunta sobre qué sería él, en vez de maestro, responde que le gustó el oficio de sastrería. No obstante, debido a una mala experiencia decidió no seguir con ello.
Por otro lado, el oficio de ebanistería que ejerce en la actualidad en La Unión, Atlántida, lo aprendió a las malas ya que su padre, ebanista por vocación, lo amarraba para que aprendiera. Lleva 10 años en el rubro desde que su jubiló lo considera una distracción.
En este artículo colaboró Karen Arauz Oliva
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