Un análisis y reflexión sobre la importancia del fútbol, hoy una industria floreciente, pero que en Honduras es visto con marginalidad.

Johny Palacios intercambia camiseta con el astro brasilero Neymar

Tegucigalpa, Honduras 3 de noviembre de 2017.-  En primer término, cuando juega la Selección Nacional de Honduras,  todos estamos concentrados. Por dos horas superamos nuestros problemas y es el fútbol nos envía a otra dimensión, aquí viene quizá una de las primeras funciones del fútbol, en un país con tantos problemas sociales, es como nuestra inyección de olvido.

Esta semana, Honduras se mide en dos partidos con Australia definiendo cuál de los dos irá al Mundial de Rusia 2018. En fútbol es en lo único en que podremos competir con ese país tan lejano. Nuestras distancias no son solamente geográficas, sino también en Índice de Desarrollo Humano.

Pero la razón instrumental del fútbol va más, cientos de familias en el mundo y en Honduras han salido adelante, gracias al fútbol. Tienen a un futbolista en la familia o en el peor de los casos tienen un pariente empleado en la industria del fútbol.

Desde la señora que vende carne asada en el estadio hasta los que hacen camisetas. El fútbol es el paño tibio que alivia las dolencias de este país dueño de una economía deprimida.

Honduras tiene todas las condiciones  para convertirse en potencia del fútbol, este deporte puede salvar de la ruina al país. Invertir en la niñez, nos haría tener grandes crack y tener futbolistas de alto nivel que un día pudieran llegar a tener contratos como Messi y Neymar.  Si tuviéramos unos 20 futbolistas en el primer nivel, otro sería nuestro país.

Son razones de sobra para tener al fútbol en el primer plano. Millones de personas en el mundo supieran donde queda Honduras, recibiríamos más turistas, nuestro país sería más interesante, todos quisieran ir a los estadios, todos querrían ver la Liga de Honduras, los vendedores de camisetas venderían más, los anunciantes ganarían más, las revistas, todos incrementarían los ingresos.

Irving y Wilson, dos buenos hombres en el futuro.

Entendemos que para llegar a ese nivel, las autoridades deportivas y  de gobierno deben invertir en el futbol menor y verlo como lo que es, una industria más,  acrecentar  y mejorar la infraestructura, con todas las condiciones, preparación en recurso humano; entrenadores, árbitros, kinesiólogos, gerentes, de esa forma produciremos un fútbol de alto nivel.

A la falta de inversión, planificación y organización es que le debemos los papelones  de la selección y mediante los cuales se producen tantas insatisfacciones al país, ahora bien de regreso al fútbol como el gran invento que maquilla las carencias de nuestra sociedad, invertir en fútbol también es invertir en combate de la pobreza. Si lo hacen países grandes, no es porque les sobra el dinero, sino porque han identificado al fútbol como una industria.

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