Honduras tuvo un mal regreso y empató 1-1 ante un agrandado Nicaragua. El equipo de casa no mostró nada más que el uniforme.
Tegucigalpa, Honduras. 10 de octubre de 2020.- A los 91 minutos, Honduras perdía, ante Nicaragua, segundos después vino centro que viajó por área y cuando el balón se perdía, apareció el pie de Jonathan Paz para mandar la pelota por una rendija. Era el 1-1.
Como anécdota quedará que jugaron Rubilio Castillo, Juan Ramón Mejía, Darixon Vuelto, Solanyi Solano. Todos con pólvora. Pero ninguno pudo anotar y sí, Jonathan Paz, zaguero
El equipo de Fabián Coito lució débil, apático y sin ideas. Nicaragua por su parte, gigante y luchón. Peleó y ganó en cada metro de terreno. Se comió a Honduras en todas las variantes de juego y si el equipo local logró el empate, fue en buena medida, gracias a la extensión de tiempo: 5 minutos.
Honduras, nada de nada
En la tarde de Comayagua, justamente en el estadio Carlos Miranda, se creía que los visitantes serían una perita en miel. Se suponía que el equipo catracho provisto de jugadores noveles, pero de Primera División y de los equipos gallardos del campo nacional, podrían sacar todo su ardor guerrero, pero temprano se vio que no.
A los 15 minutos, jugada clave en el duelo, el defensor central Huete entró a lo Karate Kid contra Rubilio Castillo. El central sacó roja de una. A pesar de la flagrancia, el nica se fue refunfuñando, postura típica de futbolistas irresponsables, que no piensa en su equipo.
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Quienes pensaron que Nicaragua se podría debilitar, se equivocaron, todo lo contrario los pinoleros aumentan los decibeles, al tiempo que Honduras se le acrecentaban los problemas.
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A los 40 del primer tiempo, llegó lo inevitable, centro en el área de Honduras, después de una magistral acción del chiquitín Henry García. El hábil mediocampista mareó a Marcelo Santos y seguido hizo lanzó al corazón del área por donde cruzaba Carlos Chavarría, Cabezazo y era el 1-0. Buba López, el arquero de Honduras, no pudo más que ver cómo la pelota viajaba a besar las redes.
De ese tiempo hasta el final, describir el tren de juego, es perder el tiempo: Nicaragua metido atrás, haciendo uno que otro desborde y Honduras con un dominio inútil. Ni siquiera los cambios pudieron revitalizar a los de casa.
Hasta el 92, cuando Paz tocó la pelota y puso el empate. Vaya partido, en el inicio del mes de la brujas. Honduras parecía hechizado, pero por el fútbol enérgico y electrizante de Nicaragua. Un 1-1 que deja dudas
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