Honduras tiene un solo camino convertirse en protagonista de su propia historia, son tiempos de gigantes, no se puede aspirar a la grandeza con seres pequeños con cobardes que no se atreven a asumir su compromiso histórico.
Por: Edgardo Benedith/Triunfo de la Cruz
La situación a la que han llevado a mi amada me hace sentir sumergido en la oscuridad. Así me siento cuando reconozco la prepotencia descarada de quienes hacen de la corrupción un medio para enriquecerse y ahogar al humilde pueblo en la pobreza y despojarle de oportunidades de trabajo, empleo y de un futuro mejor. A todos nos sumergen en la oscuridad los que cínicamente violan el estatuto supremo del Estado, no olvidemos que este estatuto fue sabiamente elaborado para que las terribles amenazas de un pasado de inestabilidad, autoritarismo y estancamiento no volvieran a formar nunca más parte de nuestra historia.
Me desborda la tristeza mirar a la juventud de mi país sin vida, llevados al fango del estancamiento, a la peerdida de esperanza, a la peerdida de la confianza y a un mundo de inseguridad. Duele ver como son forzados a la encrucijada, entre seguir sus ideales de respeto a la patria, respeto a la constitución o quedar perplejos y silenciados ante las injusticias que cometen aquellos que traicionan vilmente a nuestra nación.
Duele aún más ver como hay instituciones que no recuerdan que prometieron como deber primero defender el imperio de la Constitución en forma permanente, hoy esas instituciones traicionan a Honduras de forma desvergonzada por la codicia de sus jefes y no dan cumplimiento eficaz de la misión constitucional, olvidando por completo los principios y valores. ¿Por qué hay hombres y mujeres que buscan grandes menciones y grandes placeres sin sentido a costa del sufrimiento de un pueblo?
Me pregunto ¿dónde están los líderes? ¿Quiénes son los líderes? ¿Tendremos acaso líderes? Pero hablo de líderes honestos, que amen a Honduras, que enfrenten nuestra realidad con hidalguía y que estén asqueados de tanta podredumbre y falsedad.
No hablo de los falsos dirigentes que en las últimas décadas han llenado sus bolsillos de lo que le pertenece a la nación, no hablo de falsos cabecillas que tienen llenas sus arcas de monedas mal habidas, no hablo de estos falsos gobernadores, no hablo de estos perversos hombres y mujeres que hoy tienen a la nación hondureña sumergida en el conflicto y la pobreza, no hablo de quienes irrespetan la carta magna y que entretejen como seguir saqueando lo que queda de la nación, esos tendrán su merecido en el tiempo que el soberano creador del universo lo decida y la historia dará cuenta de ello.
Me pregunto por los verdaderos líderes, esos líderes que respetan a Honduras, hablo de los hombres y mujeres que sean capaces de mostrarse firmes en contra del soborno, firmes en contra de la corrupción, firmes en contra del nepotismo, firmes en contra de los enfermos de poder ¿existirán hombres y mujeres que puedan confrontar tantas injusticias, necesidades y codicias?
Precisamos líderes que ya no puedan soportar que de día y de noche se genera noticias que hacen héroes a ladrones y asesinos. Precisamos líderes que perciban que los antivalores tienen franco acceso a nuestros hogares a través de la programación de muchas radios y televisión que hacen ver como bueno el abuso de poder, la violación de la Carta Magna y la represión. Precisamos líderes que estén hartos de personas que usan el nombre de Dios en vano para encubrir los actos delictivos de corruptos a cambio de recompensas económicas. Precisamos líderes que respeten los derechos de los seres humanos y no estén dispuestos a profanar con mentiras a la tierra hondureña.
¿Acaso existen aún hombres y mujeres que tienen el mérito propio de acceder a sus virtudes como la sabiduría, el valor, el autocontrol y la justicia? Es importante y urgente identificar e impulsar una nueva generación que se libere de los malos ejemplos de los últimos gobernantes que estén más allá de la corriente de lujo mal haabido y de la superficialidad, que puedan superar la codicia de venderse al mejor postor, que no se dejen llevar por el falso reconocimiento de la alabanza hipócrita de políticos que venden el país.
Es importante no sólo encontrar líderes, sino alentarlos pues ¿acaso aquél que defiende la patria, aquél que quiere el bien de toda la nación hondureña no es líder? Claro que sí, es líder quien no soporta el engaño, el chantaje, el soborno y la corrupción. Es líder el que aun cansado de ser maltratado y reprimido al luchar por la justicia se levanta de nuevo para exigir el respeto a la nación hondureña. Es líder y héroe aquél que ha dado su vida a causa de la verdad, la justicia y la defensa de la bendita tierra que nos vio nacer.
Son momentos cruciales y decisivos, no podemos ni debemos esperar que las cosas cambien por si solas, cada uno de nosotros se debe transformar en ese líder y héroe que Honduras necesita, se han agotado las decisiones históricas y de escritorio solamente. Honduras tiene un solo camino convertirse en protagonista de su propia historia, son tiempos de gigantes, no se puede aspirar a la grandeza con seres pequeños con cobardes que no se atreven a asumir su compromiso histórico.
Es tiempo de decir ¡basta! Sí basta de mercenarios veletas de los vientos de la corrupción, llegó el momento histórico de líderes capaces de asumir un compromiso con nuestra patria, de vivir intensamente los valores y de hacer respetar las leyes. Es tiempo de líderes que sean capaces de vivir de acuerdo a su convicción que no traicionen jamás el principio de la ética, la honestidad y la transparencia.
Es tiempo de líderes que sean capaces de creer en la infinita potencialidad humana y que luchen para que cada ser humano que habita esta tierra tenga al menos la oportunidad de manifestar su grandeza. Este pueblo necesita líderes capaces de sacar de la miseria, la ignorancia y la oscuridad a Honduras.
El pasado y presente de Honduras estuvo lleno de enfermos por mantener el poder hoy entendemos que lo que el conflicto sucedido es producto de la ambición desmedida de pocos pero no estamos dispuestos a seguir inmóviles, es necesario poner un alto, es preciso empezar a trabajar por un mejor futuro para nuestra simiente.
Justamente cuando pensamos que hemos llegado hasta el final del camino nos daremos cuenta que apenas es el principio, pero Honduras somos los que la amamos y hay que seguir adelante extendiendo nuestras alas hasta alcanzar las montañas de grandes ideales, porque este es nuestro destino. Claro que hay líderes con la grandeza de un corazón justo, honesto y fiel a la nación. Por eso al que trabaja por la justicia se le llama bienaventurado, que no nos alcance la muerte sin haber hecho el bien para Honduras.
Es preferible levantar la cabeza con dignidad defendiendo las leyes y la constitución que tener marcado en la frente el sello de traidor de la patria pues a quien queda marcado tarde o temprano su vida misma le pasa la factura. Es preferible haber trabajado por una Honduras libre de corrupción, que ver de nuevo como venden nuestras tierras, como expropian nuestras gentes, como aumentan el desempleo, como nos enlutan a causa de tanto femicidios, tanto juvenicidios, de tanta muerte por hambre y desnutrición o porque alguien se robó el dinero para la medicina de los hospitales públicos. El pueblo de Honduras merece instituciones que respeten a la constitución, las leyes y la soberanía nacional.
Solamente juntos construiremos un mejor destino para nuestras generaciones, hagamos de Honduras un país donde se respetan los bienes del pueblo, donde se cultive una cultura de paz, un país que se destaque por la integración de todos los sectores, donde trabajemos en unidad los negros, blancos, misquitos, pech, tawahkas, lencas y otros, donde las mujeres y hombres construyamos juntos una gran nación.
Solamente juntos somos uno. La nación nos llama a ser líderes y solamente en nuestras manos está el futuro de la Honduras que ha sido el sueño de los más notables, decentes e íntegros personajes de la historia nacional, así como de los más digna e íntegra ciudadanía que jamás se atrevería a tocar un solo centavo del pueblo hondureño, en Honduras somos más los que tenemos la consciencia tranquila y queremos para cada rincón personas con valores, con altos ideales, que trabajen para hacer de la bendita tierra de Honduras una gran nación, solo así podremos salir de la oscuridad a la luz de un futuro mejor.
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