La huelga inició por la unidad élite, Cobras, por una disconformidad, luego ese sentimiento llegó a la escala básica de la Policía, también se declararon en paro. Estaban en contra de reprimir al pueblo por causa de la crisis política.

Fuerzas especiales, Cobras, cuando iniciaban la huelga

Tegucigalpa, Honduras 6 de diciembre de 2017.-  La  huelga de policías que dejó a la capital de Honduras sin un tan solo agente en las calles de Tegucigalpa, reportó buenos beneficios a los miembros de ese cuerpo armado, al día siguiente se pagaron los aguinaldos, lograron un aumento de salarios y bonos. Eso, sí se mantuvieron en que no era dinero el motivo, sino la crisis política y que no iban a reprimir a nadie.
Veinticuatro horas después de declarar una huelga de brazos caídos, los Cobras, la unidad élite del Ejército y la Policía Nacional regresaron a su trabajo, pero la huelga que hicieron, quedó por siempre grabada en la mente de los hondureños. Fue un episodio realmente emotivo, uniformados pronunciándose a favor de la comunidad y abrazándose con las personas que protestaban por la crisis política.
Así empezó todo
El pasado lunes 4 de diciembre y en el marco de la crisis generada por las elecciones Generales se rumoreó que había una huelga al interior de los Cobras,  a las pocas horas, la prensa había descubierto lo que ocurrió: estaban divididos, muchos de ellos estaban convencidos que debían deponer las armas y luchar junto a su pueblo, mientras otros, no tanto. Los primeros  lograron su cometido por varias horas y bajaron las armas, desoyeron las órdenes de sus jefes.
Y es que Honduras estaba pasando por una situación en donde los militares eran la clave. La ciudadanía andaba en las calles protestando por el desastroso papel del Tribunal Supremo Electoral TSE y que provocó que después de 8 días, no hubiera declaración sobre quien ganó la presidencia. La orden para los militares era clara, reprimir.
No obstante, germinó la disconformidad y el factor miedo también llegó a ellos “No queremos morir por la crisis que generan los políticos, no queremos reprimir al pueblo, que ellos se pongan de acuerdo”, decía un vocero. Mientras tanto las imágenes televisivas mostraban la tensión y la algarabía de los uniformados desde el Cuartel de los Cobras”.
Completamente parados, los Cobras, su cuartel, de la colonia 21 de octubre se convirtió en una especie de fortín a donde se le sumaron los policías. La televisión mostraba a los policías llegar en buses o en sus patrullas y eran recibidos con aplausos. Eso fue como a las 6 y 30 de la noche, más tarde  militares y policías fueron a varias protestas y la comunidad los recibió como héroes. Al día siguiente, policías y Cobras acordaron regresar a sus labores, con algunas conquistas monetarias, pero lo más importante es que establecieron que no reprimirían a pueblo. Fue un día largo en Honduras.

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