En este confinamiento se ha perdido la noción del tiempo. A tal grado que ni sabes en qué mes estamos. Se han perdido todas las fechas especiales y ya ni sabemos lo que es celebrar un acontecimiento. Pero en medio de la desesperación e incertidumbre, también ha sido una cuarentena para aprender y emprender.
Muchos hondureños valientes han cerrado páginas de su vida laboral, pero no han cortado sus alas. Bien dice el dicho que “cuando dejas de soñar, dejas de vivir”. Han cerrado negocios, han perdido sus empleos, quedaron suspendidos, pero algunos han emprendido vuelo en plena pandemia creando pequeñas empresas u ofreciendo servicios.
“No puedo solo estudiar porque no ajusta el dinero en la casa, mi papá se ha quedado sin trabajo, por eso pensé en abrir una pequeña abarrotería”, nos cuenta un joven de 15 años que empezó a vender en su colonia a la orilla de la calle y tres meses después, tuvo que alquilar un local por la demanda.
Hay algo en que Honduras le gana a los Estados Unidos
Ha sido difícil emprender y remar contra la corriente por la situación actual. Es todo o nada. Es un riesgo que se debe tomar y afrontar porque es lo único que tenemos ahora. “Quedé desempleada al inicio de la pandemia y pues decidí vender comida para mantener a mis hijos que están en la escuela”, expresa doña Marlene, de 45 años.
Marco estudia y se ha convertido en mensajero en esta pandemia, Teresa fue despedida de mesera y ahora vende ropa; y don Fausto tuvo que reinventarse en esta emergencia sanitaria, usando el delivery como opción para no perder a sus clientes de textiles.
Dicen que la tecnología debe ir a la par de nuestros pasos y que la innovación distingue a los líderes. En estos tiempos, las redes sociales han sido la mejor ayuda para aquellos emprendedores. “Yo no sabía nada de eso, pero tuve que aprender para ofrecer mis productos en línea”, comenta en tono gracioso doña Cristina, de la tercera edad. Y así hay cientos de historias, dignas de admirar.
Los números que maneja la Secretaría de Trabajo no son nada halagadores. Para este 2020 se perderán un total de 350,000 empleos. Una estadística preocupante para un país subdesarrollado como Honduras. Pero los catrachos están luchando. Están intentando no quedarse derrotados, no rendirse.
También, en tiempos difíciles nació Wadani. Un proyecto de mi amigo y hermano Kenny Javier Castillo Fernández que se viene tejiendo desde hace mucho, pero es en este tiempo de Covid que ha querido hacer su lanzamiento, en una fecha importante para los hondureños como es el 15 de septiembre. Y seguro será un éxito por la determinación y amor a lo que haces, a lo que crees, en lo que sueñas. Porque el fracaso existe solo cuando te rindes…
A todos los emprendedores en estos tiempos, admiración y respeto. ¡Un aplauso para todos!
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