Tegucigalpa, Honduras 15 de febrero de 2021.- La detención de 8 hombres del pueblo miskitu por pescar tiburones en la zona, es un episodio que consiguió el rechazo de muchos hondureños. A pesar que la acción de la autoridad es en base a la ley, pocos entienden que en un país tan pobre como Honduras, se haya procedido de tal manera.
Como se sabe, el sábado anterior la Fuerza de Seguridad Interinstitucional, FUSINA, difundió en sus redes varias fotos del resultado de un operativo.
En una de las gráficas aparecían 8 hombres flanqueados por tres agentes de Policía, estaban detenidos, pues fueron encontrado in fraganti pescando tiburones.
En otra de las gráficas aparecen los especímenes, la mayor parte de ellos de pequeño tamaño. El tiburón es un pez del cual se degusta mucho en la costa Norte de Honduras e inclusive de él se saca un aceite que tiene propiedades medicinales, usado en la comunidad garífuna.
El polémico decreto
Efectivamente, en 2011 el gobierno de Honduras, decretó al país como santuario de tiburones. Desde entonces, los pueblos indígenas, principalmente garífunas y miskitos, que por generaciones pescaban el tiburón, tuvieron que dejar de hacerlo.

No obstante cinco años, en 2016, el decreto legislativo 026-2016 permitió modificar el decreto anterior y señalar que los tiburones capturados incidentalmente podrían ser comercializados.
En este caso, lo incidental, a la luz de la ley significa que sea una pesca involuntaria. Es decir aquella pesca que no sea exclusivamente dirigida al tiburón.
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Partiendo de esto, la imagen que ofrece FUSINA, no se puede alegar como incidental, pero igualmente los hondureños consideran que se comete una injusticia contra los pescadores.
Laguna de los Micos y su entorno prodigioso, ofrece maravillosas postales. Un sitio que los garífunas de Tornabé, Miami y Barra Vieja han cuidado como a sus ojos. #Honduras, #Garifuna https://t.co/AvjXvWZZoz
— WA-DANI Portal Web de Noticias (@mundoafroh) February 14, 2021
Otra de las consideraciones en torno a este caso, es que cuando se tomó la determinación de declarar Honduras como santuario de tiburones, no hubo ninguna consulta previa con los pueblos garífuna y miskitu.
Tampoco hubo un estudio de impacto, la decisión simplemente se tomó de manera autócrata. Porfirio Lobo Sosa, era el presidente.
De esa manera, son muchas la personas que se preguntan, cómo es posible que Honduras sea un santuario de tiburón, sin antes ser un santuario para lo pobres del país que a diario subsisten como pueden.
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