La suerte de ser Embajador de Honduras
Embajada de Honduras en Bogotá, Colombia

A Carlos Rodríguez, el ahora mal afamado Embajador
de Honduras ante pueblo y gobierno de Colombia, no lo conozco y dudo mucho que desee conocerlo,
de lo que estoy seguro es que es un hombre con suerte. Es afortunado de ser Embajador
hondureño y no de China. 
Tiene suerte  porque
con toda seguridad su renuncia, no es “renuncia”  y  lo más
probable es que seguirá cobrando su dinerito o, en el peor de los casos lo mandarán
a otra representación diplomática después de dos meses de vacaciones. Así son
las cosas aquí. Si fuera en China otro gallo le cantaba. Qué bueno por él.
Para refrescarles
un poco lo ocurrido, poco antes de la
Navidad a un empleado de la Embajada de Honduras en Colombia y por lo tanto subordinado
de Rodríguez,  se le vino la “genial” idea de honrar a nuestra patria de la mejor
manera, organizando una fiesta, invitó a unas prostitutas;
música, cerveza y ya se sabe el resto.
Lo que no estaba
en el guion era que el susodicho no pagaría el trabajo a las sexoservidoras, estas
entonces se cobraron  de la peor manera;   hicieron un escándalo dentro del recinto diplomático,
llevaron laptop, celulares y no siendo suficiente, defecaron en la propias mesas,
del embajador y del  agregado militar,
vaya decoración, la que se encontraron al retornar al trabajo.
Seguro que ahora
mismo hay miles de hondureños dispuestos a representar a su país. Gente que estaría trabajando de corazón, con atención especializada, dispuestos a acompañar
a los hondureños que viven fuera, atendiéndoles con amor, con compromiso, pero aquí
no, todo al contrario
Salvo algunas excepciones,
es reconocida la inoperancia de las embajadas de Honduras; no atienden a la
gente, abren la oficina a la hora que les da la gana, hacen cobros fuera de la
ley y faltan a sus deberes. Ha llegado ocurrir que siendo embajadores activos,
pasan más en Honduras. Vaya suerte de ser embajador hondureño.
Y si es cierto,
lo que me dicen en un mensaje telefónico, de que el tal embajador, Carlos Rodríguez es socio empresarial con su jefe
el Ministro de Relaciones Exteriores, peor para que lo castigue. Este sí que
tiene suerte.
En otros países,
los embajadores son personas altamente calificadas que promueven a su país. Que
se convierten  apoyos idóneos para los hondureños
que viven fuera. Hacen excelentes gestiones, traen inversiones. Son dignos
representantes de sus pueblos, gente honorable, altamente comprometidos y que
ni en sueños ofenden la imagen patria. Lamentablemente los embajadores que
tenemos son pocos los que hacen esto. Es la suerte de ser embajador hondureño.

Leave a Reply

Your email address will not be published.