Luís Ramírez, prácticamente creció solo, su madre falleció y su padre emigró, en esas circunstancias cualquiera se pierde, pero él se dedicó a luchar. Si todo sale bien el próximo año será Licenciado en Administración de Empresas Agropecuarias.
Tegucigalpa, Honduras 10 de marzo de 2018.- Por ratos a uno se le ocurre que todos los jóvenes andan mal, pero no es cierto. Que muchos jóvenes hacen sufrir a sus padres, sí es cierto. Pero también son muchos los que les provocan orgullo. Luís Alberto Diego Ramírez, es uno de ellos. A sus 25 años se esfuerza día a día para salir adelante, incluso debe vender pan de coco para sufragarse algunos gastos en la Universidad Nacional de Agricultura, Catacamas, Olancho.
Tiene una beca del 70 por ciento, el 30 restante, los suple como ya sabemos vendiendo pan una vez por semana y cuenta de vez en cuando con una pequeña ayuda económica de su padre que vive en Estados Unidos. Con esta historia nos damos cuenta que es posible lograr el éxito partiendo de la nada.
Cursa su penúltimo año de Administración de Empresas Agropecuarias, en el 2019 Luis debe hacer su práctica y posteriormente se graduará. Cuando eso ocurra, habrá culminado un camino lleno de espinas.
Luis ha hecho su vida prácticamente solo. Su madre falleció cuando él estaba muy pequeño, mientras que su padre emigró a los Estados Unidos. La vida ha sido durísima para él, pero va al frente cada día y hasta ahora le ha salido muy bien.
Desde adolescente asiste a la iglesia, el temor a Dios ha sido uno de sus pilares. Dentro de la iglesia ejecuta algunos instrumentos y colabora con el coro. Luis, también adora el periodismo deportivo y tiene mucha clase, colabora con la radio de la Universidad y tres veces por semana asiste a un canal de televisión en Catacamas. Su humildad le brota a flor de piel, es sumamente educado. Realmente es un campeón.
Envía un mensaje a Luis
Hay miles de jóvenes que cuentan con el abrazo de una madre y un padre. Luis no lo conoce. Además muchos cuentan con apoyo económico para estudiar, Luis no lo tiene. Él se ha abierto camino allá por donde va, inclusive, sufriendo discriminación. Por más alta que sea la montaña, él la va a escalar.
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Luis Ramírez es originario de la comunidad garífuna de Corozal, es de esos jóvenes humildes que se quedan sin papá y sin mamá y deben buscar ayudas para crecer. Es el típico buen muchacho. A pesar de tantas cosas malas a su alcance, Luis se mantiene firme. Ahora el cipote humilde del pueblo se convertirá en licenciado en Administración de Empresas Agropecuarias, podrá ponerse al frente de una empresa de esa especialidad. Pudiera también fundar su propio negocio o quizá ir de consultor al gobierno, cualquier cosa puede pasar porque Luís ha demostrado que para él no existen barreras.
Superar obstáculos
Luís debe a veces sortear a las propias autoridades de la universidad porque no tiene permiso para vender pan. A veces le impiden vender, de todas maneras si un día no se lo permiten, va y los vende en Catacamas. Los panes los hace en la casa de una amiga en Catacamas con la que se ayudan mutuamente.
¿Mi día? “a veces voy a limpieza de campo, en la tarde a clases y en la noche programa de radio aquí en la U y tres días a la semana voy a Catacamas a la televisión en un espacio ahí, lo hago sin ningún interés, hasta yo me pregunto porque no se abren otras puertas. El trabajo te hace valorar las cosas y yo busco el ser mejor en todas las cosas”.
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