Gilberto Amaya, uno de los profesionales garífunas de primera línea, visualizó el desarrollo industrial y comercialización de productos garífunas.

Tegucigalpa, Honduras 2 de junio de 2020.- Grande no es la persona que más espacio ocupa. Grande es la persona que llena los vacíos y las necesidades. En su momento Gilberto Amaya llenó una gran necesidad de su pueblo, la de ser la mente que visualizara un futuro industrial para su pueblo a través de la comercialización de sus productos.

Una persona de este estirpe es infinitamente recordada cuando se va, inclusive por aquellos que nunca le conocieron y por supuesto, por los que lo tenían cerca.

Y es que profesionales hay muchos, pero pocos los que hablan, caminan con su pueblo y visualizan para él un futuro brillante. Ha muerto Gilberto Amaya, uno que se instaló en la historia positiva de la comunidad garífuna.

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Ciertamente, en  los años dorados de los 70, Amaya se fijó en el casabe y lo visualizó en los supermercados del mundo. En adición a lo anterior, vio que las madres nuestras que elaboran ese producto sufrían diferentes padecimientos por la dificultad del trabajo, Gilberto Amaya con su mente de ingeniero mecánico ideó una nueva metodología para que las mujeres garífunas no sufrieran. Este hecho le puso la capa de héroe.

¿Quién era Gilberto Amaya?

Aquellos tiempos donde existía más el blanco y negro, cuando en pocas comunidades garífunas existían la energía eléctrica y aún los pescados se conservan con sal y al sol. Es en medio de este contexto que fue creciendo Amaya, es lo que le dio una fuerte conciencia.

Amaya era uno de los garífunas más prósperos de Tegucigalpa, brillante y destacado. Era muy humilde. En sus tiempos jugó basketboll.

Especialista en desarrollo internacional

Gilberto Amaya, es uno de esos que en algo mejoró a su pueblo, quizá su enorme altura le daba mejor panorama para verlo todo. Triunfó en el difícil mercado laboral de Honduras y ya consolidado, se mudó a los Estados Unidos donde fue consultor de entes internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial.

Precisamente por medio de su buen posicionamiento en esos entes, trabajó en El Salvador y en Colombia, entre otros países.

Gilberto Amaya, era especialista en desarrollo internacional con más de 30 años de experiencia ayudando a organizaciones internacionales de desarrollo, gobiernos, ONG y organizaciones comunitarias en el diseño e implementación de estrategias y programas de desarrollo socioeconómico de base amplia para abordar problemas de pobreza y la exclusión social.

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Con su trabajo en diferentes entes internacionales aumentó la participación de miles de pequeños productores en sus respectivas cadenas de valor en América y el Caribe y África, al tiempo que logran mejoras en la calidad, gestión de residuos y acceso a rentables mercados especializados y de comercio justo.

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