Honduras: Indignación por detención de mujer garífuna de 73 años, acusada falsamente de usurpación

Mujer Garífuna. Las redes sociales estallaron en un solo grito condenando la actitud de la justicia hondureña en detener por falsa acusación a Silvia Bonilla Flores

Tegucigalpa, Honduras 17 de junio de 2021.- La Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH-Garífuna, expresó que existe, además, una lista de 32 garífunas acusados falsamente de usurpación de tierras.

OFRANEH-Garífuna rechazó a la detención de la mujer garífuna, Silvia Bonilla Flores y demandó su libertad. inmediata.

Basta ya

«Alertamos, hoy fue detenida la compañera Silvia Bonilla Flores, de 73 años de edad, criminalizada junto a otras 32 personas en Trujillo, acusada de usurpación de su propio territorio.

Agregó «Somos perseguidos por la mafia criminal que gobierna este país. BASTA YA».

Tan pronto, trascendió la detención de Silvia Bonilla Flores, en la redes sociales se hizo sentir el rechazo de los hondureños.

La mayoría de quienes se pronunciaron, planearon que en Honduras, un país con un alto índice de inseguridad se detiene a la gente honrada.

Al contrario, los delincuentes andan a sus anchas y en carros de lujo.

«No es posible, que acontezca esto en nuestro país.  Es una tristeza, ver como los delincuentes, son los que gozan de honor y la gente que lucha son los perseguidos», dijo en comentario de Facebook Lisa Bernárdez.

Silvia Bonilla Flores, no es ninguna infractora de la ley. Es una mujer garífuna, trabajadora, humilde. Es abuela y madre, dijo Marcos López.

Desde los 90s

Como se sabe, desde inicios de la década de los 90, hay sobre las comunidades garífunas una intensa presión de parte de empresarios con la complicidad del Estado.

Lo anterior desemboca en una conflictividad social, con amenaza, intimidación, acoso y persecución.

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El caso de Silvia Bonilla Flores es un capítulo más de la criminalización de la defensa del territorio, que en realidad no es ningún delito.

No obstante, en Honduras los sistemas de justicia están permeados por una elite de poder que domina a su antojo el país.

Lo anterior viene a provocar una seria amenaza para la comunidad garífuna, que habita las paradisiacas playas de la costa norte que es, el sueño voraz de los empresarios.

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