Bullying es una palabra en inglés, que proviene de bully que significa agresor.
Hay mucha crueldad en todo eso. Suele ser una tortura verbal, física y psicológica.
Desde los ocho años uso anteojos. Ese fue para mí, el mayor daño emocional en mi niñez e incluso, adolescencia.
Una de mis profesoras mandó hablarle a mi madre para que fuera al colegio.
“Creo que su hija tiene problemas de visión, se levanta a cada rato para ir al frente a ver la pizarra”, le explica la maestra.
“¿Eso es cierto, Margarita? ¿No ves lo que escriben en la pizarra? -me preguntó mi mamá.
“No miro”, le digo con temor pues no quería contarle a nadie porque temía lo peor.
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Al día siguiente, me llevaron a un oftalmólogo y en efecto, tenía que usar anteojos.
Lloré en aquella silla de cuero junto al doctor, que me regalaba confites para calmar mi dolor y me dijo:

“Con los anteojos vas a poder mirar bien, hasta la punta de los árboles más altos y grandes, aunque estén lejos”. Recuerdo las palabras del doctor Handal y su afán por animarme.
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En la escuela se venía lo bueno. Era la ‘cuatro ojos’, ‘la Chilindrina’, ‘la rara’, ‘el fenómeno que venía de otro planeta’, ‘la nerd’. Las burlas siguieron en el colegio, pero ya me valía menos. En la escuela sí sufrí porque era una niña de corta edad. Era la única de mi aula que usaba anteojos. De remate eran grandes y feos, de carey. Mis compañeros me miraban extraño y las risitas y burlas a mis espaldas de otros alumnos, eran puñaladas. Todo me lo tragaba. Creí que el silencio era mi única ayuda. Mi escudo. Estaba equivocada.
Por eso entiendo y me preocupa el acoso escolar en estos tiempos.
Ahora, los niños y adolescentes sufren igual o mucho más. Las víctimas tienden a callar lo que está pasando, no lo hablan ni con los padres y maestros.
Las razones del bullying son muchas, pero los factores socioculturales influyen para que haya un comportamiento de violencia, hostigamiento, maltrato o abuso escolar.
También agreden o amenazan
No es normal. No es justo. No es cosa de chicos. No es cosa de la escuela. No se puede dejar pasar. El bullying físico, verbal y sexual realmente puede ser grave y ocasiona daños emocionales o psicológicos en las víctimas. Te puede crear inseguridad o impedir un mejor desarrollo en tu ambiente escolar. Afecta la salud y la autoestima del niño u adolescente.
El acosador o acosadores no solo pueden burlarse o humillar sino también, agreden o amenazan a las víctimas.
Por ello, es necesario no quedarse callados ante una situación como esta. Los maestros deben tener presente esto siempre y no permitir estos abusos en sus escuelas o colegios, ya sean públicas o privadas. No solo eso. Las autoridades escolares deben implementar actividades o charlas para fomentar la solidaridad, compañerismo, respeto y tolerancia entre los alumnos.
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También es tarea de los padres. Debe venir desde la casa. Esos valores sociales y familiares que sentimos que se están perdiendo. ¡Cuánta importancia tienen esos valores desde la familia! De ahí depende todo. De ser un buen ciudadano, un buen estudiante, un buen trabajador, una buena persona…
Bien lo dijo Juan Pablo II:
“La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por primera vez los valores que les guían durante toda su vida”…
¡Cuánta verdad!
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