Otro garífuna. La víctima es Cruz Antonio Lino. Antes de él, pasó lo mismo con Flora Martínez en Río Tinto y Amílcar Núñez en Comayagua.
Tegucigalpa, Honduras 10 de junio de 2021.- La tranquila noche de la comunidad garífuna de Bajamar, se interrumpió con el sonido de disparos que cegaron la vida de Cruz Antonio Lino. Otro garífuna.
Por ahora, no se conocen mayores detalles, el suceso ocurrió anoche y dejó conmoción en la comunidad.
Concretamente, este crimen ocurre poco después de otros hechos violentos contra la comunidad garífuna.
Como se sabe, el domingo anterior, sujetos acabaron con la vida de Flora Martínez en la comunidad garífuna de Río Tinto, jurisdicción de Tela, Atlántida.
Mientras que, en Comayagua el sábado anterior, 6 de junio, fue descubierto el cuerpo de Amílcar Núñez, originario de Triunfo de la Cruz.
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Según informes, el cuerpo de Núñez, fue quemado y con señales de tortura. La Policía Nacional reportó que presuntamente al momento de ser asesinado, tenía las manos maniatadas.
De varios disparos
De regreso con el hecho criminal en Bajamar, un reporte policial consignó que, «de varios disparos le arrebatan la vida en Bajamar Puerto Cortés».
En adición a lo anterior, «En horas de la noche del miércoles gatilleros de manera violenta le quitan la vida a una persona del sexo masculino quien correspondía en vida al nombre de Cruz Antonio Lino en el sector de Bajamar Puerto Cortés».
El cuerpo fue entregado a sus familiares, dice el informe.
WA-DANI sistematiza
WA-DANI Portal Web de Noticias, sistematiza este tipo de hechos violentos, que lamentablemente ocurren ahora con mayor frecuencia.
Para más inri, la mayoría de estos crímenes son impunes, algo que constituye un pésimo mensaje de un Estado que por Constitución debe garantizar la vida.
Finalmente, estos ataques tampoco llaman la atención a las organizaciones de derechos humanos, a las agencias internacionales, y a los cuerpos de seguridad del Estado.
Las anteriores callan, mientras el pueblo garífuna sufre, en un genocidio lento y silencioso.
Inclusive, el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma se niega a reflejar estos hechos en sus boletines.
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