El pueblo garífuna cumplió con la tradicional misa en el aniversario  de la Patrona de Honduras, fue una jornada religiosa en el que no faltó la muestra cultural, el tambor y el ritmo garífuna.

Con los mejores atuendos para conmemorar a la Virgen

Tegucigalpa, Honduras 4 de febrero de 2018.- Con un derroche de color, pasión, fe, amor y esperanza los garífunas rindieron tributo a la Virgen de Suyapa en el marco de la celebración de los 271 años de su hallazgo. Como suele ocurrir, la esperada misa no decepcionó y fue una jornada muy especial a cargo del Monseñor Miguel Lenihan, Obispo de la Diócesis de La Ceiba.
Desde muy temprano miembros de la población garífuna comenzaron a llegar a la Basílica de Suyapa ataviados con coloridos atuendos y, demostrando en todo momento alegría y júbilo por un año más de venir a Tegucigalpa y caminar al encuentro de la Virgen.

Pueblo garífuna, sincretismo y espiritualidad

Conviene señalar que desde hace varios años la Iglesia Católica de Honduras abre una oportunidad para que la población garífuna rinda tributo también a la Virgen de Suyapa, Patrona de Honduras.
En sentido, a eso de las 11 de la mañana comenzó la jornada, en ese momento un hermoso rito de entrada fue el marco para una maravillosa homilía que será recordada, no solamente por el toque cultural garífuna sino también por el gran mensaje de Lenihan.
En el desarrollo de la misa el prelado europeo se refirió a que en Honduras debe haber paz, recordó el sufrimiento de la mujer, resaltando que la Virgen de Suyapa, la Virgen María, madre de Dios está con la mujer hondureña. Solicitó el cese de la violencia en nuestro país y el fin de los crímenes contra las mujeres de Honduras.

La juventud también dijo presente con sus tambores.

Monseñor Lenihan
En esta jornada participaron garífunas de todas las edades vinieron desde Trujillo en el departamento de Colón, La Ceiba Atlántida, San Pedro Sula, Puerto Cortés y por supuesto hubo también una presencia de garífuna que residen en la capital.
Lo interesante fue que el cierre de la misa lo hizo Lenihan en garífuna con un sonoro “buiti rabounweyu”  equivalente a buenas tardes.  Seguidamente  se dio un momento muy especial, que no había ocurrido nunca en estas misas garífunas de Suyapa, fue un grupo de mujeres de La Ceiba que hicieron coro de pastorelas indicando la bienvenida al Niño Dios.
Las pastorelas forman parte de las tradiciones de Navidad en las comunidades garífunas y es una señal del sincretismo religioso por la que ha pasado esta comunidad desde que arribó a Honduras en 1797.

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