Testimonio: «El agua subió en segundos, lo bueno es que salí con mis hijos a tiempo»

Testimonio de Gina Ávila Lino que vivió muy de cerca las inundaciones del miércoles 3 de noviembre anterior en San Pedro Sula. Salió a tiempo con sus hijos, dijo.

Tegucigalpa, Honduras 8 de noviembre de 2020.- Minutos y horas antes de producirse las llenas de San Pedro Sula, hubo una gran agitación entre los vecinos ordenándose salir, para salvar sus vidas. Aquí un testimonio.

Una de las que salió a tiempo fue, Gina Lino Ávila, casada y con dos hijos. Lino Ávila, de 32 años, actuó a tiempo, pero lo suyo pudo terminar de la peor manera de no ser por la diosa intuición que la obligó a asomarse cuando los vecinos clamaban salir.

Originaria de Triunfo de la Cruz, Tela Gina Lino Ávila tiene 12 años de vivir en el sector Rivera Hernández, justo en un lugar conocido como la Reyes Martínez.

Como se sabe, esa zona, junto a La Planeta y la Celio González, quedó totalmente anegada. La acumulación de agua fue tal que muchos vecinos tuvieron que subir al techo de las casas.

El miércoles 3 de noviembre fue el día más terrible, el nivel del agua crecía y la gente permanecía

en los techos, sin agua y sin comida.

Salgaaaanse, salgaaaanse !

Según su testimonio al Portal Web de Noticias WA-DANI, el plan de Gina Lino Ávila era encerrarse en casa hasta que la lluvia pasara puesto que ella y uno de sus hijos son asmáticos.

Por esa causa, no le agradaba la idea de mojarse ya que al hacerlo podría generarse una crisis de asma.

En adición a lo anterior, su esposo Félix Bernárdez lidiaba con su carro en algún lugar de San Pedro Sula, es decir, Gina cuando tomó la decisión de abandonar la casa, estaba sola con sus hijos.

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El testimonio continuó, el martes cuando todo iba a empeorar y las válvulas del cielo se iban a abrir, Gina, cerca del mediodía, se asomó por la puerta, miró que afuera la gente estaba para arriba y para abajo.

Las palabras de los vecinos eran que se había desbordado el agua, lo raro es que en ese momento la lluvia había bajado y había algo de sol.

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Poco después, advirtió que la gente se sofocó. «Que saliéramos y que nos saliéramos. Yo me resguardaba adentro.  Llamé a mis familiares y acordamos salir, nos salimos juntos, saqué a los niños y los fui a dejar adonde un familiar cerca».

Agregó, «Dejé los niños y regresé a la casa para traer ropa, al llegar a la casa ya no podía abrir, porque el llavín se arruinó, unos vecinos me ayudaron, solo me metí y agarré unas ropas, saqué mi cédula y di la vuelta, mi sorpresa es que al salir, ya el agua ya estaba fuerte y me daba a la rodilla».

Asimismo, mencionó que el agua subió en cuestión de segundos, «me vine. Instantes después mi esposo intentó ir a traer más cosas, pero ya no pudo el agua le daba al cuello, inclusive se encontró con una culebra encima de la estufa».

Desapareció un vecino

“Fue algo horrible, sé perfectamente que lo material se recupera, mientras hay vida hay esperanza, estoy bien de salud, pero con el alma destrozada. Me cuentan que uno de mis vecinos desapareció».

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Además, “Siento impotencia, pero hay gente que está peor, porque perdieron la vida o a un familiar, mientras que yo estoy viva, aunque sea en un puente, ya es un techo. Nunca había vivido esto».

Testimonio de oro, «Lo que quisiera decirles es que no nos enfoquemos en lo material, sino en la vida humana, Todos seres humanos, solidaricémonos entre todos”.

Finalmente,  tiene un mensaje para los comerciantes: “Que no cobren precios altos, subirle a las cosas ahorita es inmoral. No puede ser que en vez de ayudar, le ponen el doble de precio a las cosas».

«Gracias a Dios aquí estamos, unos encima de otros, como en el cementerio, pero aquí estamos», concluyó.

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