Tegucigalpa, Honduras 6 de diciembre de 2021.- Hasta ahora no se escucha la palabra garífuna por parte de la presidenta Xiomara Castro, como sí menciona a los empresarios, partidos políticos, parte sustancial de su proyecto de reconciliación nacional.
Aún así, la comunidad garífuna se apresta a vivir cuatro años de esperanza. Capáz por ahora ella no tiene tiempo de decirlo, pero esperamos que esa esperanza, no sea en vano.
Y es que, Xiomara barrió entre los garífunas. Pero, además de la evidente simpatía por ella. Su ascenso al poder, representa para la comunidad una gran ilusión.
WA-DANI: Garínagu votaron en paz
Concretamente, la comunidad garífuna sufre los envites de los diversos gobiernos desde que Rafael Leonardo Callejas, inició con los primeros golpes.
Así empezó
Desde entonces, se inventaron que el turismo sería la tabla de salvación de Honduras, con lo que, no solamente acabaron con la tranquilidad de la comunidad garífuna, sino también que la hicieron pagar con sangre, sudor y lágrimas.
Ciertamente, esa era de conflictividad, donde los garínagu ponen solo las víctimas, debe terminar ya. Es mucho pedir regresar a los buenos 80s, será suficiente con dar un basta ya a los crímenes, marginación, persecusión, criminalización.

En esa vorágine de dolor, acoso, intimidación y amenaza, más de 32 dirigentes garífunas sufren persecución y tienen pendientes líos judiciales.
En realidad, son personas acusadas falsamente de invasores. Su único pecado es defender el derecho a la propiedad ancestral consagrada en el Convenio 169 de la OIT, suscrita por Honduras.
Ellos y ellas son víctimas de la torcida justicia hondureña en contubernio con el capital de la empresa privada y de los caprichosos ricos que quieren las playas a toda costa.
«Vamos a formar un gobierno de reconciliación»
Por su parte, la comunidad garífuna, resiste como puede a ese modelo desplazador y que aplasta a cuanto garífuna alce la voz.
De regreso con la presidenta Xiomara Castro, hay una expectativa de que ella abrace al pueblo garífuna y, que no solamente lo reconozca por su folclor, sino también por su aporte al desarrollo nacional.
La comunidad garífuna, merece tanto respeto, como la comunidad palestina, judía, árabe o china. Ni más ni menos.

Le corresponde a la presidenta Xiomara Castro, alejar el racismo como elemento dominante en las decisiones gubernamentales y hacer que la inclusión no sea solo retórica.
Tampoco la comunidad garífuna espera que, con nombrar a 3 amigos, en alguna chamba, se acabó todo, no. En realidad se necesita pasos grandes. y también chambitas, por supuesto.
Los garínagu esperan que desde el próximo 27 de enero, la presidenta los incorpore al discurso presidencial.
Que los mencione o no, se convierte en una directriz, por ahí se mueven los proyectos. Inclusive la cooperación internacional se dirige por esa vía.
Muchas cosas por hacer, pero
En un momento tan delicado de la economía de Honduras, son muchas las cosas que la presidenta Xiomara puede hacer por la comunidad Garífuna, pero lo primero que no nos ignore, segundo que los garínagu estén en su plan de reconciliación nacional.

Ahora bien, si el lío principal de los garífunas es la tierra, sus playas y mares, pues es ahí donde ella debe actuar. Por ahí hay que partir.
Lo más grande que puede hacer Xiomara Castro presidenta, por la comunidad garífuna de Honduras, es constituir una figura legal para la protección y salvaguarda de los territorios garífuna para que nadie nos moleste, nadie.
Reserva, área protegida, alguna figura autonómica o zona de interés. Debe ser una figura más musculosa que el actual título comunitario a dominio pleno. Sería un blindaje a favor de la comunidad.
En adicion a ello, es necesario detener el proyecto de las ZEDE. Cierto, en gobiernos anteriores dieron títulos comunitarios, pero eso no solventó el problema.

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